4.El cenicero

Personajes: Manev, Aiden y Nona

Una nube de humo que se escapa nada más abrir la puerta. Manev no ha salido esta noche. Aiden suspira y deja caer la mochila en un lado. ¿Quién se podría imaginar que un vampiro pudiese fumar tanto? Y ya no hablamos de beber, porque parecía una esponja humana. ¿No se supone que los vampiros sólo toman sangre? Con estos pensamientos se asoma por la rendija de la puerta. Sí, distingue una silueta tumbada en el sillón. En la mesa descansan unas botellas de vino vacías y un cenicero lleno de colillas. Aiden no puede dejar de sorprenderse cada vez que le observa. Un mito en carne y hueso, un ser creado por las mentes temerosas que intentaban dar forma a lo inexplicable. Y vivía bajo su mismo techo. Esa figura imponente, llena de grandiosidad y a la que cualquier ser humano teme, incluido él. Sumido en sus pensamientos no se da cuenta de que dos coletas blancas pasan velozmente a su lado y abren la puerta de golpe, haciéndole tambalearse.

Nona cruza rápidamente la habitación y salta sobre el adormilado vampiro con tal fuerza que las botellas caen y el cenicero sale volando por los aires.

A Aiden se le corta la respiración. Nona no entiende lo que acaba de hacer.

-¡¡Qué empieza!!- grita Nona en el oído de Manev.

Éste sobresaltado abre los ojos y salta de sofá.

- ¡Pues corramos antes de que alguien se nos adelante y nos quite la tele!

Dos figuras que pasan como el viento junto a la figura inmóvil de Aiden.

Lentamente recoge su mochila y entra en el pasillo en dirección a su habitación.¿Por qué será que en esa casa ya no le sorprende nada?