¿Qué me pasa con las chicas?

    Llevaba años rumiando la idea de crear una nueva pareja, en este caso de chicas. Siempre tuve muy claro como iban a ser estéticamente cada una de ellas (una pelirroja pecosa resultona y una rubio platino muy activa y de ojos ahumados) y algunos aspectos claves de su vida (una iba a ser bióloga y la otra iba a trabajar en un laboratorio), así que cuando volví al mundillo me dije que era un buen momento para traerlas a casa o por lo menos empezar a escribir sobre ellas para conocerlas un poco mejor. Y desde entonces todo ha ido cuesta abajo. Tenía algunas ideas para que protagonizaran algún relato del Scene 20 o alguna historia, pero al final siempre dudaba y no me ponía a ello. Me daba miedo el escribir sobre unos personajes que no fuesen de verdad a llegar nunca, así que no lo hacía y lo dejaba para más adelante. He estado imaginándome cómo serían de personalidad o como se relacionarían con el resto de los inquilinos, o cosas que les podría suceder, y siempre me da la impresión de que se me quedarían muy planas. No aportarían nada. Y ya cuando me he puesto a buscar moldes ha sido el acabose. O yo no sé buscar o es que realmente los moldes de chicas no me dicen nada. Ni los modelos, ni la ropa, ni las pelucas... Pero en cambio ha sido ver a Seven, la cabeza que ha creado Kat, y en cuestión de horas ya tenía personaje, estética ¡y hasta un amigo pelmazo! ¿Por qué con los chicos no tengo tantos problemas? Es más, disfruto imaginándome cosas para ellos, cosa que con la chicas no me pasa ^^U.
   Sólo tengo tres inquilinas en la residencia, cada una con un aspecto, personalidad y vidas muy diferentes, y de las que no me cuesta imaginarme qué las pasaría o cómo reaccionarían. Creo que he volcado todo lo que tengo para personajes femeninos en ellas. Así que, tras mucho meditar, he decidido no darle más vueltas. Mi parejita de lesbianas de momento se quedan en el cajón de las ideas, y más adelante ya veré que pasa.